Ariel o el lento proceso de tocar fondo.

Es inevitable cuestionar, gracias a su publicación póstuma, si Ariel alcanzó tal grado de celebridad por su calidad literaria o por los trágicos eventos en los que se vio envuelta la aparición de este poemario, mismos que continuan alimentando la fascinación mórbida del lector: Ariel fue escrito durante los últimos meses anteriores a su suicidio, hasta que una mañana de invierno, Silvia Plath se levantó a preparar el desayuno para sus hijos y, después de llevárselo a la cama, se encerró en la cocina donde metió la cabeza al horno y abrió el gas, manchando así su muerte de terrible cotidianidad.

Sin embargo, tras leer las primeras páginas, es fácil advertir la enorme calidad literaria que lo han colocado como referente obligado. Uno no puede sino sentirse atrapado en la dura realidad reflejada en las imágenes tan personales que construye la autora. Cada uno de los poemas de Ariel evocan la pena y fatalidad de vivir, a la vez que muestran el lento descenso de Silvia Plath hasta llevarla a considerar la muerte como única forma de liberación.

Las alusiones a la muerte en este poemario son constantes: en Lady Lazarus, uno de sus poemas más conocidos, Plath expone irónicamente, a través de su personaje, la opresión de la cual era objeto. Resulta interesante también el cómo entrelaza sus previos intentos de suicidio con la referencia bíblica a Lázaro de Betania: tal como Lázaro fue resucitado de entre los muertos, también Lady Lazarus renace después de cada intento de suicidio. “Morir / es un arte, como todo / Yo lo hago excepcionalmente bien”, le dice al doctor que se empeña en salvarla de la muerte, a la vez que hace alarde de sus talentos letales, haciendo patentes así su perfeccionismo masoquista.

La musicalidad, el dominio del lenguaje figurativo y el vocabulario, siempre tan preciso, de Silvia Plath, hacen de este poemario una plétora de combinaciones inusuales y metáforas sorprendentes. Imágenes de una fuerza brutal que quedan fijas en la memoria y resuenan como una dulce y sutil mezcla de dolor y belleza.